Reestructuración empresarial (Parte I)

Realizar un proceso de reestructuración implica una readaptación a un nuevo entorno limitante para la organización debido a cómo está preparada para afrontarlo.

Cuando hablamos de reestructuraciones empresariales a todo el mundo le viene a la mente la necesidad de realizar una refinanciación. La sintomatología del enfermo suele ser la clásica: deuda mal estructurada, pasivo a corto plazo mayor que el activo, falta de liquidez y demás problemáticas económico-financieras tan populares. Pero una cosa son los síntomas y otra la enfermedad que los desencadena.

LA REESTRUCTURACIÓN OPERATIVA Y EL COMIENZO DEL PROCESO DE CAMBIO

Comenzar con buen pie dependerá de lograr al inicio que la persona adecuada se realice la pregunta ¿cómo y por qué hemos llegado hasta aquí?

La palabra reestructuración implica cambio, y como consejeros debemos ser capaces de trasladar esto a la empresa para que tome consciencia de ello; pero el cambio implica autocrítica y, posteriormente, mucho trabajo.

Debemos distinguir las reestructuraciones operativas de las financieras, si bien las segundas deben acompañarse de las primeras y solamente tendrán éxito si se logra arreglar el problema principal.

Debemos identificar las causas y no confundirlas con los síntomas. Algunos ejemplos de este análisis pueden ser:

– Sacar conclusiones sobre la viabilidad a medio o largo plazo del modelo de negocio actual.

– Confirmar si existe una ventaja competitiva o no en nuestro modelo de negocio.

– Averiguar si lo que tenemos es un problema de costes de estructura o de márgenes.

– Se tiene un equipo de trabajo preparado para la tarea abordada.

– Existe una sobredimensión empresarial o por el contrario existe falta de recursos.

Una vez definamos la base de la restructuración, siempre cimentada en la solución estructural de los puntos a mejorar en la organización empresarial, debemos de empezar a trabajar en el tejado, y éste no es otro que diagnosticar, evaluar y solucionar aquellas dificultades financieras de nuestro cliente.

EL PROCESO DE REESTRUCTURACIÓN FINANCIERA

Estará enfocado a abordar las deudas y maximizar los activos de la sociedad. Estos son los aspectos clave para el éxito de un plan de reestructuración financiera:

1. Nunca tratar el problema de la empresa como una foto estática, sino como un video dinámico. Siempre hay que realizar un análisis en un periodo de tiempo que permita sacar conclusiones sobre una evolución. Es fundamental ver la evolución del flujo de caja a lo largo de un periodo y ver el desarrollo de éste a lo largo de los años.

2. Diagnosticar la posición financiera actual estimando los recursos necesarios y la estructura de financiación del nuevo plan. Para ello se necesita ejecutar un análisis que permita ver como se encuentra la organización y estimar los recursos necesarios para equilibrar la estructura económica de la empresa. Necesitaremos conocer la composición de la deuda por producto, limites e importes, vencimientos, disponibles, desgloses de deuda a corto y largo plazo, avales y garantías, todo ello clasificado por las entidades que componen el pool de la empresa.

3. A partir de ahí deberemos elaborar nuestras proyecciones sobre balances, resultados (clave será aquí la estimación de las ventas), flujos de caja y demás aspectos que se puedan considerar importantes en base a las particularidades individuales de cada cliente (por ejemplo, la rentabilidad de los accionistas o los ratios económicos). Un aspecto fundamental será la construcción de diferentes escenarios (realista, pesimista o muy pesimista). Personalmente me gusta trabajar sobre el escenario más negativo, desde la premisa de ponerse en la peor situación posible.

Otras figuras a tener en cuenta son, los costes fijos (adaptándolos a la nueva organización), las Necesidades Operativas de Fondos para nuestra autofinanciación (optimizando las necesidades de financiación externa) y los gastos en capital, adaptando éstos a la nueva estructura organizativa, permitiendo obtener en algunas ocasiones liquidez adicional.

4. ¿Existe la necesidad de refinanciar? No siempre una reestructuración financiera debe venir acompañada de una refinanciación de deuda.

A partir de aquí se habrá obtenido una guía que permitirá conocer en profundidad a la empresa debiendo establecer una estructura de financiación viable a partir de ahora. Será clave elegir una estrategia correcta que no solo impliquen una única solución, ya que esta dependerá de la información obtenida en los puntos anteriores. Algunos remedios pueden ser:

– Entradas de nuevos socios o ampliaciones de capital de los socios actuales que mejoren la estructura patrimonial de la compañía.

– Sustituir deuda bancaria por no bancaria.

– Ampliar el pool financiero mediante deuda o bien adaptarlo según los flujos de tesorería previstos en nuestro plan. Generalmente a largo plazo

– Venta de activos no estratégicos.

En paralelo se deberá tratar la capacidad del equipo directivo y la gestión de éste con los diferentes stakeholders que intervengan en el proceso de reestructuración (bancos, fondos de inversión, nuevos accionistas, personal, proveedores, etc.). Es indispensable generar confianza y para ello el equipo gestor debe creer en la reestructuración propuesta. En la mayoría de las ocasiones el éxito de una reestructuración depende de la confianza; si no la generamos, ningún colaborador querrá poner sus recursos en un proyecto.

Si el proceso de cambio es paulatino y continuo, no será necesario una reestructuración urgente. De hecho, nuestro papel, anticipando cambios resulta clave para evitar problemáticas futuras.

Por tanto, como cierre es aconsejable establecer unos mecanismos de control que impida a la empresa caer de nuevo en una situación como la tratada y detectar síntomas de agotamiento del modelo operativo antes de la generación de problemas. Aquí la clave serán los indicadores (observables y medibles).

Resumiendo, el éxito en una reestructuración vendrá dado por ser capaces de hacer reflexionar al responsable empresarial sobre su situación actual (autocrítica), la correcta gestión del cambio, un impoluto plan económico-financiero, liderar negociando y preparar a la empresa para detectar problemas futuros.