¿Feliz año nuevo?

Hace casi dos años llegó a nuestras vidas, un virus del que casi nadie había oído hablar: El Coronavirus. Desde entonces han sido tiempos muy difíciles en lo personal y, por supuesto, en el ámbito empresarial.

Esta pandemia nos trajo palabras que no existían hasta entonces, y otras palabras o expresiones a cuyo uso no estábamos acostumbrados, como mascarillas, PCRs, test de antígenos, confinamiento, teletrabajo, restricción, nivel modulado, variantes, ERTES, CATA, … y, sobre todo, «la nueva normalidad», expresión ésta que sigo sin comprender totalmente. De todas ellas somos ya expertos y no hay casa en la que no haya un científico, analista o estudioso del COVID. Vamos, como con el fútbol.

También nos ha traído la inflación más alta de los últimos 30 años, decenas de normas, publicadas apresuradamente, que han tenido que ser modificadas y/o aclaradas en otras posteriores, llevándonos a los asesores hasta el límite de nuestras posibilidades físicas y mentales, bajas laborales que ponen en aprietos la capacidad organizativa y de reacción de las empresas, y un crecimiento del gasto público desmesurado, lamentablemente, no de forma exclusiva en medidas necesarias para proteger el tejido productivo de nuestro país y la salud de los españoles, si no también incrementando el gasto estructural e ineficiente.

En estos últimos 24 meses también ha habido aspectos positivos: las pymes y microempresas nos hemos tenido de digitalizar a la fuerza, que era una asignatura pendiente. España está en el puesto 9 de la UE en digitalización, pero las Pymes en este país ocupan el puesto 16 en el ranking DESI de la Unión Europea.

Afortunadamente, de forma contraria a la imagen exterior que podemos llegar a dar, somos un país optimista por naturaleza, como lo demuestra el estudio realizado por la Cámara de Comercio de España que concluye que las empresas españolas superan en optimismo a sus homologas europeas para este año que acabamos de comenzar.

Pero ¿hay motivos para el optimismo?

A la espera de datos definitivos, en 2021 se espera que el PIB crezca un 4,4%, un ritmo de crecimiento relativamente elevado, pero que aún nos deja, a finales de año, un 5,2% por debajo del nivel del 4T 2019.

En el 2022 se prevé que la recuperación económica se consolide y el crecimiento del PIB acelere hasta cerca del 6,0%. La pandemia aún podrá generar nuevas oleadas (hasta poco a poco ir terminando el alfabeto griego), pero confiamos en que su impacto sobre el sistema sanitario sea limitado gracias a la masiva vacunación y que no sea necesario volver a introducir medidas severas de restricción a la actividad. Sin embargo, todas las nuevas oleadas que vamos padeciendo generan repuntes de incertidumbre que, esperamos, vayan disipándose debido a su menor virulencia. No obstante, todos somos temerosos a que las nuevas variantes presenten una mayor resistencia a las vacunas, lo cual supone el principal riesgo para la economía.

El crecimiento en el 2022 se va a apoyar en gran medida sobre tres pilares: la recuperación del sector turístico-hotelería-hostelería, el impacto de los fondos europeos y la demanda subyacente que se amasó por la caída del consumo por las restricciones.

Centrándonos en el segundo punto, los fondos europeos (Next Generation), el Gobierno planea gastar alrededor de 27.000 millones de euros en 2022 principalmente en I+D+i y digitalización (19,6% del total), industria y energía (17,5%) e infraestructuras y transporte (14,2%). Todo ello hace prever que los fondos NGEU aporten aproximadamente 1,6 puntos porcentuales al crecimiento del PIB de 2022.

Además de eso, los fondos Next Generation representan una lanzadera de oportunidad única para desarrollar reformas que modernicen la economía española. De hecho, las inversiones y las reformas deben ir de la mano, ya que, cuando se realizan reformas en la dirección adecuada, las inversiones tienen un mayor impacto sobre el crecimiento.

A todo ello debemos añadir las reformas legales, unas ya aprobadas y otras en fase de negociación, como la Reforma Laboral, fundamental para el desbloqueo de 12.000 millones de euros en transferencias en junio de 2022, así como las reformas en materia de pensiones (fomento de los planes de empleo, cambios en la cotización de los autónomos, ampliación del periodo de cálculo de la pensión6 y la senda de subidas de las bases máximas de cotización) y la modernización de las Administraciones públicas.

Es difícil predecir cual será el impacto de estas reformas en la actividad económica, si no se realizan con consenso amplio de los agentes sociales. El tiempo nos lo dirá.

De momento, y continuando con nuestro carácter optimista, ¡Feliz año para todos!

JOSÉ LUIS GARCÍA NÚÑEZ
Presidente Grupo ADADE