El problema no es Andorra, ni Malta, ni Estonia, ni Gibraltar ni ningún territorio de baja fiscalidad del mundo. El problema es el infierno fiscal español
En los últimos días vuelve a sonar en los medios de comunicación el nombre de Andorra a raíz de la polémica del traslado de residencia de un famoso youtuber.
Bien, llevo más de diez años dedicándome a la asesoría de empresas y a la planificación fiscal internacional.No es nuevo.Cada cierto tiempo interesa hacer sangre con algún país en concreto, lo he visto con Andorra, con Mónaco, con Panamá, con Belice, con Suiza y un largo etcétera.Y después de todos estos años me sigue sorprendiendo que nadie tenga valor de arremeter contra, por ejemplo, Estados Unidos, donde en muchos estados la tributación no llega ni al 5%, donde en un edificio de Delaware –por citar un ejemplo– se hospedan más de 300 sociedades filiales del Ibex35.Claro, es más fácil arremeter contra un país pequeño y aparentemente vulnerable, que no contra un gigante como el norteamericano.
Mi título lo dice bien claro.El problema aquí es el infierno fiscal español, no nos engañemos.España tiene una Agencia Tributaria con competencias sobredimensionadas que llevan a prácticas dudosas en muchos casos fuera de la ley, unos funcionarios con objetivos terribles, una presión recaudatoria abominable, unas actas con invenciones dignas del peor libro de terror, una indefensión para el contribuyente infinita, y un resultado clarísimo: Más del 50% de actos de la AEAT los tumban los tribunales.Juzguen ustedes mismos, ¿de verdad quieren seguir pagando impuestos y contribuyendo en un país así? ¿Cuándo los contribuyentes españoles van a dejar de pagar por miedo y van a empezar a defender seriamente sus derechos ante los tribunales?
Me sorprende también la crítica de determinados medios de comunicación con filiales en la Isla de Man o en Jersey, empresarios con PLC’s en Luxemburgo (Impuesto de sociedades del 1%), o presentadoras archiconocidas que tienen una SICAV con 99 «amigos» –amigos para ella, mariachis para hacienda– que tributan sus grandes rentas a tipos inferiores al 3%.Eso sí delante de la cámara nos envolvemos en la bandera de España para sacar un argumento populista, carente de valor, demagogo y con muy poco sentido.
Tal vez antes de criticar a alguien que decide trasladar su residencia de forma totalmente legal para, entre otras cosas, tener un ahorro fiscal del 40%, deberíamos analizar qué está fallando en el sistema español.Está demostrado que países más grandes que España funcionan a la perfección con una tributación menor, en algunos casos de menos de la mitad de lo que se paga en España.Por tanto, mi pregunta es, si un país funciona con ciudadanos y empresas que soportan la mitad de la presión fiscal que se soporta en España y además reciben unos servicios de calidad, ¿qué está haciendo mal España?, ¿Dónde está el dinero?, ¿En qué o en quién se invierte la cantidad ingente de dinero que sale del bolsillo de los ciudadanos y las empresas de España?
Hablemos de números.En España la seguridad social de un empleado cuesta alrededor del 40% de su salario, en Andorra es del 20, en Malta del 22, en Gibraltar del 19, en Holanda del 15.El sistema funciona, tienen sistemas sanitarios punteros y esquemas de pensiones individuales sensacionales.¿Dónde va a parar realmente el dinero de las cotizaciones sociales españolas?
Lo mismo pasa con el IVA o el IS.Algunos contribuyentes ceden al Estado en forma de varios impuestos cerca del 70% de lo que ganan.¿Es eso más justo que vivir en uno de los países más seguros del mundo, en un entorno natural privilegiado, con tres sistemas educativos gratuitos, con un sistema sanitario reconocido mundialmente y donde además los tipos impositivos máximos son del 10%? Mudarse a Andorra, no es un delito, no es antiético, no es amoral, es una sabia decisión.Andorra no es un paraíso fiscal desde el 2012, para España desde el 2016.
Cambiar un país es muy difícil, marcharte de él puede ser más sencillo de lo que piensas.
David Castillo
Socio Director de Blue Consulting