El Consejo de redacción entrevista a Carlos López Abadías, Director de T-ZIR

Carlos López Abadías es experto en Negocio Digital y Marketing, actualmente lidera T-ZIR, Centro de Innovación verticalizado en Retail propiedad de Grupo Iberebro (Family Office de Grupo Pikolin) y del que son socios estratégicos compañías tecnológicas globales como Telefónica, Intel, Microsoft y Cisco. Además, es profesor universitario en Esic Business&Marketing School. Nos cuenta cómo ve el futuro de las empresas y de la economía digital.

¿Cómo ves las empresas tras la pandemia?

El último año y medio ha servido para que prácticamente todas las compañías posicionen en el centro de su estrategia la digitalización y el cliente online. Lamentablemente ha tenido que ser una pandemia, con sus devastadores efectos sanitarios y económicos, la que ha provocado esta reacción en cadena de nuestro tejido empresarial. Recuerdo el año 2015 cuando comenzamos a «evangelizar» y hablar de la transformación digital del sector retail, entonces era casi como predicar en el desierto. Sin embargo, hoy es una realidad, ya nadie entiende un negocio sin presencia en internet y una estrategia omnicanal clara y definida. En este sentido, considero que las empresas españolas comienzan a robustecer su presencia online y con ella su apuesta por nuevos modelos de negocio que las haga sostenibles en el medio plazo.

¿Sólo en el medio? ¿Qué hay del largo?

Hoy hablar de largo plazo es casi una quimera. Como solemos decir, «el papel lo aguanta todo», pero no va de eso. Los planes deben ser ejecutables y los programas a implementar asumibles por las organizaciones. No vale de nada dibujar un futuro idílico de la compañía a cuatro o cinco años vista. Mi recomendación siempre es: centrémonos en hoy y mañana. Las tareas que se definen y se ponen en marcha en el corto son las que de verdad generan cambios estratégicos. Lo demás es soñar despierto, algo que no es negativo si se hace en las dosis adecuadas.

¿Y cuál es esa dosis? ¿Existe un porcentaje ideal?

Voy a utilizar el comodín: depende. Soñar es la única alternativa para emprendedores y empresarios. Soñar es imaginar el futuro y encontrar nuevas soluciones y propuestas de valor que mejoren la calidad de vida de las personas. Por lo tanto, no existirá empresa o negocio si no hay ganas de soñar. Pero si hablamos de actividad y estrategia debemos ser rigurosos. Levantar la persiana diariamente, pagar nóminas cada mes y tener unos resultados económicos positivos es lo que de verdad nos permite seguir soñando. Cada vez que una empresa promueve una transformación, y la digital es de las más importantes que se ha vivido en la historia (si no la más), debe estar preparada para afrontar todos los retos que se abren a su paso. El hecho de querer avanzar hacia un nuevo modelo no es suficiente. Es necesario esfuerzo, formación y salir a jugar desde el primer minuto. Poner en marcha nuevas estrategias incluso para equivocarse, rectificar y continuar por otro lado. No existe fórmula alternativa. Por lo tanto, soñar mucho, pero trabajar siempre más.

Si una empresa decide ponerse manos a la obra, ¿por dónde empieza?

Este es el más común de los temores, ¿cómo lo hago y cuál es el primer paso? Lo más importante al principio es medir expectativas, ninguna compañía logra en pocos días pasar de no tener presencia en internet a convertir cientos de ventas, crecer exponencialmente en redes sociales o generar un alto impacto en el nuevo consumidor digital. ¿Esto quiere decir que no obtendremos un retorno relativamente rápido de los esfuerzos realizados? La respuesta es clara: sí que podemos conseguirlo. Lograremos el mejor de los retornos: aprender de la realidad. Comenzaremos a obtener datos y a analizarlos, dejaremos de conducir en la oscuridad para poco a poco ir ganando visibilidad. Para ello es muy importante que los responsables de la empresa encuentren profesionales especializados que les guíen en el camino y se pongan en sus zapatos desde el principio. Será fundamental estructurar un equipo que trabaje en la detección de los retos de la compañía y del sector en el que opera, realice un diagnóstico inicial y diseñe un plan de acción dimensionado. Sobre estas guías aprender y crecer. No hay recetas mágicas, solo trabajo y aprendizaje continuo.

¿Y es este un proceso ágil y fácil de implementar en el día a día de las empresas?

Debe existir máxima confianza en lo que se está haciendo y mantener la apuesta.

Muchas veces las organizaciones tienden a pensar que nadie puede aportarles valor desde fuera puesto que conocen el negocio y el sector mejor que nadie. Y es cierto, ningún profesional externo que pretenda ayudar a una compañía (en este u otro proceso) tendrá mayores conocimientos sobre la materia que quien opera día a día con la realidad de ese mercado. Pero aquí no hablamos de esto, sino de una transformación global y estratégica que viene como un tsunami: internet y sus nuevos modelos de negocio. Hoy tenemos en nuestro móvil el catálogo infinito. Google nos recomienda los productos y servicios que mejor se adaptan a nuestras necesidades en búsquedas inferiores a un segundo y las redes sociales nos conocen mucho mejor que el local en el que compramos diariamente el pan. Ese es el nuevo ecosistema de valor y la empresa que no entienda este paradigma perderá cuota de mercado o incluso desaparecerá. No podemos negar una realidad cuando las grandes empresas de internet ya están entrando de lleno en una nueva disrupción a través de conceptos como el metaverso, las criptomonedas o los NFTs. Todo esto no ha hecho más que empezar; primero fueron las webs, después el e-commerce y ahora las experiencias inmersivas, integradas, gamificadas y transaccionales.

Hablas de un tsunami, ¿cómo podemos surfear esa ola y aprovechar las oportunidades que traerá consigo?

Primero cambiando el chip. Es un tema estrictamente de mentalidad. Querer o no querer. Demostrar a la organización que creemos en ello. No quiero decir que los modelos tradicionales estén –todos ellos– agotados, pero van a tener que relacionarse en un nuevo mundo y con un nuevo consumidor. Además, la vanguardia, no solo tecnológica, va a posicionarse desde la economía digital; sectores como el arte y la cultura, el retail, el turismo, la educación, el entertainment, … todo va a pivotar desde el mundo online. Esto va a provocar que las nuevas generaciones den valor a productos, servicios, experiencias y formatos diferentes. Se redescubrirán aspectos como la educación, el mercado inmobiliario, el lujo o la vida laboral de las personas. Esto generará dinámicas de consumo absolutamente alternativas, por lo que todos los sectores y sus cadenas de valor deben comenzar a dar pasos en esta dirección desde ya si desean continuar siendo creíbles.

Y segundo, un factor estratégico, aunar y sumar esfuerzos. Nunca fue tan importante. La vieja creencia en la que aquel que más información acumulaba y menos compartía era el que poseía mayores probabilidades de éxito está totalmente caduca.

En el futuro las únicas empresas exitosas serán aquellas que se muestren transparentes ante los ojos de inversores y consumidores, cuenten su relato sin tapujos, sean medioambientalmente responsables y colaboren con otras organizaciones privadas e instituciones públicas para ofrecer las mejores soluciones al consumidor. Solo así se conseguirá ser competitivo desde lo local hacia lo global.

¿Un consejo para todos nuestros lectores?

No me gusta dar consejos, prefiero que el día a día hable por nosotros. En todo caso, compartir un marco mental que trato de aplicar siempre: «el éxito únicamente antecede al trabajo en el diccionario». Nadie debe creer que las cosas le van a ir bien si no dedica el tiempo, las ganas y los recursos necesarios.

TEST RÁPIDO

¿Crees que las criptomonedas se asentarán en el día a día del consumidor y las empresas?

Sí, pero con matices.

¿Y los NFTs (non fungible token)?

Lo mismo, sí, con algunas salvedades. Daría para otra entrevista.

Qué es lo más importante para una empresa: ¿cliente o producto?

Siempre cliente.

¿Algo que nunca debe faltar en una empresa?

Ilusión en las personas que la componen y ganas de innovar constantemente.

¿Un buen líder o un buen equipo?

Un buen equipo evidencia que hay un buen líder al frente.