Dirección estratégica en el siglo XXI: la gestión ante los límites del crecimiento

Reza un cartel en la puerta de las habitaciones personales del Papa Francisco en su residencia del Vaticano «Vietato Lamentarsi» –Prohibido quejarse– un lema de profundo calado que llevan implícitas esas dos palabras; No te lamentes y actúa para cambiar tu vida para mejor».

He querido hacer mías en esta editorial estas palabras de calado, ya que pueden ser perfectamente aplicables a nuestro entorno profesional y laboral.

Estamos cercados por infinidad de noticias sobre lo pésimo del mercado laboral; de los conflictos de intereses en diferentes colectivos (como los del Taxi por poner un ejemplo candente); de la imposibilidad de llegar a acuerdos que secunden los presupuestos generales del estado y sus trabas parlamentarias con el consiguiente «desequilibrio» de posiciones y nunca en línea constructiva, sino partidista; de las restricciones al mercado europeo; de las políticas de Reino Unido sobre aplicación (o no) del «famoso» Brexit; de una política severa y autónoma de los EEUU en materia de regulación de la inmigración; y un intento de equilibrio de fuerzas a nivel internacional que no «atraen» precisamente a la inversión y al desarrollo de nuestras empresas, ni local, ni nacional ni internacionalmente hablando.

Pero la realidad es que, quitando todo lo anterior (que es mucho quitar) nuestras empresas quieren crecer; quieren abrir mercados; quieren evolucionar; quieren ser más competitivas; quieren estar más al día de las «nuevas» tecnologías; quieren cambiar sus modelos de empresa y buscar refugio, como todas las personas, en sus entornos más cercanos, buscando un «acogimiento » a tanta inestabilidad y que les deje su cuota de mercado libre de vaivenes oficiales y de caprichos de los legisladores de turno, nacionales o extranjeros, intentando dar a su sentido empresarial y al de sus trabajadores una estabilidad, que no es poco pedir.

Siempre es el pueblo, con mayúsculas, quien da un toque de sensatez y moderación a estas situaciones; y en el ámbito laboral, las empresas (en sus diferentes tamaños) y sus trabajadores buscando la ajenidad a estas situaciones y creyendo en el día a día; en el construir con su esfuerzo personal un futuro para sus entornos y familias.

Estamos en una sociedad evolucionada; en un País con unas extraordinarias garantías constitucionales; en un País que ha sabido sobreponerse a mucha intransigencia y donde siempre ha demostrado que sus pobladores están por encima de sus dirigentes, y sus empresas y trabajadores traspasando los umbrales de una fortísima crisis que nos ha hecho ser más realistas en el día a día y afrontar con renovado optimismo el futuro que nos viene.

Traigo a colación otra cita, de otra persona totalmente antagónica (al menos en el aspecto religioso) con el Papa Francisco, Joaquín Sabina, que dice en una de sus letras «… Tenemos la suerte de no tener hambre…»

Aprovechemos las oportunidades que se nos brindan; aprovechemos la coyuntura económica para situarnos; aprovechemos las líneas emergentes de negocio que desde Adade-E/Consulting brindamos a nuestros asociados, parnerts y empresas y que seamos, de cara a nuestras empresas, verdaderos asesores en el IMPULSO DE ANIMO y apoyo que debemos brindar a cada cliente en nuestra relación personal, yendo más allá del mero trámite, frío aunque necesario, y que cuando un cliente nuestro piense en las «bondades» que tenemos y que podemos afrontar en nuestro mercado laboral, cambiante y duro, pero necesario trabajarle cual roca granítica, nos demos cuenta de lo que tenemos y de lo que podemos alcanzar. Nunca dejemos que el desánimo nos inunde y demos gracias por estar instaurados en la «bendita rutina» de nuestros trabajos cotidianos con el pensamiento, alegre y preciso de buscar la excelencia empresarial y la evolución de nuestros cometidos en pos del bien de empresas y trabajadores que confían en nuestros servicios dejándonos de lamentaciones que no conducen a nada y si a buscar las soluciones más acordes para los intereses conjuntos.

En eso, desde nuestro Grupo podemos servirles con renovada ilusión y seguir el camino previsto con el mejor de los asesoramientos y consejos, profesionales y personales, en nuestro devenir diario y que nuestro Grupo crezca de la mano de sus auténticos valedores: SUS CLIENTES.

Gracias por vuestra atención. Un cordial saludo.

JOSÉ LUIS GARCÍA NÚÑEZ
Presidente Grupo ADADE